Lo que está en crisis son nuestras vidas

¿Cómo era aquello que decías?
Me quedé sin libro 
y con una rosa roja colgando de los dedos,
siempre es mejor redescubrir el origen,
exiliarnos a la clandestinidad de avenidas desconocidas donde abrazarnos,
todo era una cuestión de azar, 
el deseo como punto de partida
y el acto voluntario
como máxima expresión de subversión,
nada más eterno que una duda,
y el mejor homenaje es leer sus palabras a contraluz
mientras nos zampamos una buena paella en la Barceloneta,
déjate de idolatrías y fetichismos,
el regalo más deseado siempre será dedicarnos un día entero robado al trabajo,
diferenciarnos de la homogeneidad de la diferencia,
en la lucidez de la contradicción
que tal vez nos haga abolir algún dogma,
nadie nombró nunca la coherencia,
tus amigos de Les Corts, cada veintitrés de abril,
ocupaban la Plaça Major para escribir versos preciosos
con spray rojo,
renegaban de los concursos literarios y la firma de libros,
nosotros nos refugiábamos en las viejas almonedas buscándonos,
reencontrándonos en cualquier vía muerta de este tiempo mezquino,
el amor es la cotideanidad que nos envuelve,
y el llanto de hambre que sale de nuestra cama
la banda sonora,

La esperanza, solo la voluntad de aprender a vivir.

                             David Caño

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