Lo que está en crisis son nuestras vidas

¿Cómo era aquello que decías?
Me quedé sin libro 
y con una rosa roja colgando de los dedos,
siempre es mejor redescubrir el origen,
exiliarnos a la clandestinidad de avenidas desconocidas donde abrazarnos,
todo era una cuestión de azar, 
el deseo como punto de partida
y el acto voluntario
como máxima expresión de subversión,
nada más eterno que una duda,
y el mejor homenaje es leer sus palabras a contraluz
mientras nos zampamos una buena paella en la Barceloneta,
déjate de idolatrías y fetichismos,
el regalo más deseado siempre será dedicarnos un día entero robado al trabajo,
diferenciarnos de la homogeneidad de la diferencia,
en la lucidez de la contradicción
que tal vez nos haga abolir algún dogma,
nadie nombró nunca la coherencia,
tus amigos de Les Corts, cada veintitrés de abril,
ocupaban la Plaça Major para escribir versos preciosos
con spray rojo,
renegaban de los concursos literarios y la firma de libros,
nosotros nos refugiábamos en las viejas almonedas buscándonos,
reencontrándonos en cualquier vía muerta de este tiempo mezquino,
el amor es la cotideanidad que nos envuelve,
y el llanto de hambre que sale de nuestra cama
la banda sonora,

La esperanza, solo la voluntad de aprender a vivir.

                             David Caño

Ulises…

Ulises, debe de haber uno en cada casa.

He bordado sus gestas sobre un velo de novia.
No me las ha contado nadie.
He engullido cada puntada: no he querido sospechar ni yo misma de mis dedos.
Estoy llena de kilómetros de mentiras
que he tejido,
que me he tragado.

Cuando Ulises vuelve, no habla de Itaca.
Yo procuro, sobre todo, no sonreir: no fuera a delatarme
un cachito de esperanza entre los dientes.

Clara Fiol Dols

Invocación a las mayorías silenciosas

el talante integrador de la sociedad blanca es una película de quentin tarantino

la sirenita no puede ser negra

es inverosímil

ya sabe usted

no está en los ODS

y los negros no tienen cola de pez

hoy invoco a las mayorías silenciosas:

hemos venido a robar los trabajos

de los mejores ciudadanos

los que pagan impuestos y votan cada cuatro años

hemos venido a robar la manta en la que vendéis nikes

he venido de un Love Hotel llamado Asia a robarle el primer beso a harry 

he venido convirtiendo crisis en oportunidad

apadrinada, tolerada y aleatoriamente parada

he venido a llenar de rostros orientales los catálogos de las ong:

mujeres emprendedoras con los ojos operados,

niños lavaplatos explotados,

CEOs de éxito migrantes y racializados

he venido a construir en la plaza del ayuntamiento una estatua de Mao

a ordenar el viento y el agua de este luan qi ba zao

a dar sermones desde el púlpito

道可道非常道名可名非常名

a vender citas previas para renovar NIEs y DNIs

a ver vídeos de Mishima Yukio hablando en inglés

los fascistas de antes sí que tenían clase, ¡joder!

como el mezcladillo de mercamujer

esa soy yo

portavoz del glorioso partido comunista

llámeme paloma chen

chen paloma

chen cong hui

chiñola diáspora

huayi huaqiao huaren

yo soy el virus

confucio tiene la culpa de todo

harrison canta my sweet lord en un pabellón rojo

qué es el arte sino plagio y decoración

qué es la política sino hashtags nutriendo la revolución

HOY INVOCO A LAS MAYORÍAS SILENCIOSAS

HOY INVOCO FILTRO Y TRADUCCIÓN

HOY INVOCO ESPEJO, CONTAMINACIÓN

AULLIDO DE FLAMENCO VENIDO DE ABYA YALA

VOCIFERIO FLUIDO EN LO IMPURO LO MIXTO LO MESTIZO EL OXÍMORON 

EL CRISOL

hoy invoco a mis hermanas silenciosas:

nuestra historia está escrita en varios idiomas

los que solo entendíamos en la infancia

No nos pertenece nada

solo pertenecemos a la tierra

y a la suave cadencia de las palabras intraducibles

Os espero a vosotras y a las otras

a vosotras

a todas las de las mayorías silenciosas

las de las identidades fronterizas

las del alto al fuego

a vosotras

porque mi casa es vuestra casa

porque mi casa nunca está cerrada

porque nuestra casa

es la única

herida que

deberá

quedarse

siempre abierta

Paloma Chen

Un largo día finlandés

Necesito un día finlandés,
necesito un largo día finlandés,
tan largo como 40 días corrientes.

Quiero un largo día finlandés
para seguir hablando contigo;
tus palabras me ayudan mucho.

Te comenté algo del paraíso
y tú me dijiste, ten cuidado con el paraíso
el infierno puede estar allí.

¿Es posible cambiar de vida?
¿Cuántas veces se puede empezar de cero?
Tú eres mi amiga, te quiero.

El cielo de Finlandia siempre es azul
y en verano el sol parece una naranja,
y la luna lo mismo, otra naranja.

Quiero un largo día finlandés
con dos naranjas en el cielo,
quiero seguir hablando contigo.

Bernardo Atxaga

Amar el día, aborrecer el día

Amar el día, aborrecer el día,
llamar la noche y despreciarla luego,
temer el fuego y acercarse al fuego,
tener a un tiempo pena y alegría.

Estar juntos valor y cobardía,
el desprecio cruel y el blando ruego,
tener valiente entendimiento ciego,
atada la razón, libre osadía.

Buscar lugar en que aliviar los males
y no querer del mal hacer mudanza,
desear sin saber qué se desea.

Tener el gusto y el disgusto iguales,
y todo el bien librado en la esperanza,
si aquesto no es amor, no sé qué sea.

María de Zayas

Puesto que

Puesto que ignoras lo que te reserva el mañana,
esfuérzate por ser feliz hoy.
Coge un cántaro de vino, siéntate a la luz de la luna y bebe pensando
en que mañana quizás la luna te busque en vano.

Omar Khayyam

Contemplo la vida…

Contemplo la vida miserable de los hombres,
oigo la queja del esclavo y grito:
«¡Aplastad la ley! ¡Destruid el Estado! ¡Tened valor!»
¿Qué es el Estado? ¿Qué es la ley?
¡Que sea libre el hombre y el derecho del hombre!
Sólo el hombre libre sabe lo que piensa.
Aplastad la ley y el Estado…
¡Admirables y ejemplares palabras las del buen camarada,
inmolado por la brutalidad! Oídle, oídle…
Preso y encadenado,
no pueden quitarme la libertad.
Lo mejor de mí sigue estando conmigo.
El hálito de libertad lo siento íntimamente.
El cuerpo es débil;
pero el espíritu no puede encadenarlo
al Estado ni la ley.
Mi voluntad fuerte para destruir la ley y el Estado
permanece libre y el valor libre
conduce a la acción.

Erich Mühsam

La peluca de Dolly Parton

Ni toneladas de laca ni rulos amansan el crespado
al escucharte en el húmedo Tennessee de cabañas de taxidermista,
negras por el hambre del carbón, donde te convertiste
en la Dumb Blonde, reseca por el polvo de las carreteras de un
pérfido pasado y la manía de cantar country a los patos, pollos
y cerdos desde Smoky Mountain hasta Hollywood Hills
te hizo rica. Tras la tapia de la modestia el miedo te metió
una pistola en el bolso con uñas de porcelana, haciendo del
incógnito maquillaje barato y el crepado pasado de moda, la rubia
esperanza de todos. Ahora descansa, zurcida, vuelta en la cabeza de cartón
del tocador velándote, cuando te retuerces llorando mi
nombre —Jolene, Jolene, Jolene— y tu hombre confiado
no sospecha que siempre me has amado.

Raquel Pena

Perra nostalgia

Perra nostalgia danza
croa, barrita, ladra
ancha elefanta pareja
para parar las almas

de cabeza
                Cabecear
llamear la cara espalda
de la noviecita santa
en la húmeda banca
de San Sebastián

Decirle me amas y me ama
porque a todos nos ama
carambola dorada
de tres bandas
                       Amada
falda larga bocaza roja,
brasero en Justo Sierra
y en San Ildefonso
Besada excelsamente
en la matiné del Goya
luego manoseada
avaramente atrinchilada
abeja reina madre
antorcha adolescente

Estaba el primer libro
de Rafael Solana
el primero de Octavio
Se conspiraba se era pobre
se empurpuraba la poesía
porque queríamos ser
recelar masturbar el viento
aromar la algarabía
al pie de los murales
de Siqueiros y Orozco

                Vagar
              estudiar
         criminalmente

Vagar ahora
vagancia elefanta
cocodrila de dieciséis patas
Cafetear en el café
del chino Alfonso
y sabiamente huir
beber absurdamente
como asnos en celo

Danzar la perra danza
(Preparatoria Nacional)
mentársela a Kelsen
(Escuela de Derecho)
y emprender la fuga
           decisiva
con pasos de tezontle
y un hambre endemoniada

La Poesía es una santa
               laica
liberalmente emputecida
hasta el cansancio.

Efraín Huerta

Calle de Mossèn Tauler

Yo

Siempre sabremos que todo es mezquino,

que el silencio cabe en un rincón,

que todo, todo es mentira desde el faro.

 

Corrías desbocado hacia la bici

para ir a ver a Tur pese al peligro

de cientos de guijarros del sendero

Habías saludado a los abuelos

Habías olvidado la vida zahareña.

Escuchabas bullicios de ovejas comiendo.

No importaba la ausencia de final.

 

Yo

Las mentiras son campo de poetas,

la lírica perdida de un tiempo de épica

en que no vale el lamento perdedor.

 

Te daba miedo la casa de al lado.

siempre cerrada y vacía de luz blanca.

Territorio salvaje, escurridizo

que nunca tentaste, miedoso como eras.

Tampoco te gustaban los colores

de la noche, los badajos, el batir

de los murciélagos, las pisadas

bajo la persiana, la luna ebria.

 

Yo

Perder es nuestro sino. Lo sabemos.

Mientras, soñar. Mientras, reír.

Fingir que no sabemos en quién creer.

 

Entonces Foix no existía, sí la playa

de arena fina y limpia, y las chicas

que se tumbaban tranquilas, bañador

de rayas verticales, mirando al cielo.

El pino de s’Arenal te revelaba

un mar calmo para el gozo.

Pasado el faro, olas, lejanía.

En la playa, la arena era un castillo.

Pasado el faro, galanes, platijas, vida.

En la playa, las chicas temblaban.

 

Yo

La felicidad es como aquel dios,

fábula para los niños bien,

primavera imposible en tierra seca.

 

Buscabas el silencio de la primera

tarde tumbado en la cama pequeña

con aroma a jabón, crema solar.

El abuelo en el casino, la abuela

curioseando quién pasaba.

Siesteabas al lado de Pilar,

María, Xisca, con la cabeza llena

de inocencia huraña, muerto de miedo.

 

Yo

Somos hijos de un torrente seco en que hace poco

era posible todavía lanzar piedras

hacia soles insensatos sin mirar.

 

Nunca te faltaba tiempo de soñar

cuando el calor punzaba el portón

de atrás, cazando fantasmas amarillos,

perforando la pared una vez, otra,

conversando en la plaza de la iglesia

sobre setenta y siete frivolidades.

La miseria, el mundo, las escopetas

ya existían. Vivíamos ajenos

a la humanidad fría, despistada.

Rojo era un color de carnaval.

 

Yo

La ceguera fatiga, también el humo

que deshiela una nieve antigua y honda.

Aparezco solo en todos nuestros sueños.

 

La tarde también se ponía en marcha

con un tedio cotidiano gracias al sueño.

Tamarells llegó mucho después,

también los paseos en barca, la madurez

primera, las chicas y la vida

despierta en unos pezones enjaulados;

aparecía el no, aquel no-no

y el solaz con las olas

cuando ya no hacía falta alcanzar la cama

por la ventana verde, demasiado tarde.

 

Yo

Los sueños, ningún sueño morirá.

Pero serán sólo eso, quimera

inyectable para vivir en este faro.

Andreu Gomila